Memorial del Convento

José Saramago

Autor: José Saramago

Además de la reconstrucción histórica, Memorial del Convento nos ofrece una bella historia de amor que protagonizan Baltasar y Blimunda. La presencia de una pareja en donde la relación amorosa se sostiene día a día con sencillez y se escribe escribe con mayúsculas, convierte la lectura en una experiencia conmovedora.

Blimunda es un personaje arquetípico, una mujer especial que parece crear el mundo cada vez que posa los ojos sobre algo o sobre alguien. Esta sencilla portuguesa del siglo XVIII supera a cualquier categoría femenina de su época. Y Baltasar es, sobre toda las otras cosas, un hombre bueno. Las facetas que muestra de su vida: soldado, constructor de la nave, revolucionario, hijo, cristiano; están iluminadas por el gran amor que siente por su mujer, afecto que lo ennoblece y lo convierte en un hombre creativo. Los dos forman un equipo de lujo.

Encontramos en esta novela, tres ejes narrativos: El hecho histórico, el amor y los sueños.

EL HECHO HISTÓRICO:

La ficción está basada en un hecho real: el reinado de Juan V, monarca portugués que subió al trono en 1681. Fue él quien mandó construir el convento de Mafra, terminado en 1730. Concebido como panteón real, el convento de Mafra tiene una estructura parecida al Escorial, obra de Felipe II, rey español quien ordenó su construcción a las afueras de Madrid, para conmemorar la batalla de San Quintín, en 1584. Luego se convertiría en el panteón real.

El Padre Bartolomeu Lourenço también está basado en un personaje histórico, un sacerdote brasilero, uno de los precursores de la aeronaútica.

Por lo tanto los datos históricos son exactos, con alguna variante: en la novela Juan V manda construir el convento de Mafra como una ofrenda a Dios y a cambio le pide que su mujer conciba un hijo. Pero a parte de ese detalle, los miembros de la familia real, los lugares en donde se desarrolla la acción, los usos y las costumbres, se mantienen fieles a la realidad histórica. Gracias a esto, la recreación de la época es impecable. Ningún detalle se le escapa a Saramago, describe con maestría las epidemias, las guerras, las fiestas religiosas, las levas, el Santo Oficio, etc.

Al ponernos en contacto con una monarquía absoluta, queda al descubierto el abuso del poder y el marco conceptual en el que éste se apoya, los prejuicios, las injusticias, y el dolor que un sistema vertical y autoritario impone a sus súbditos. Igualmente se pone de manifiesto el rol de la Iglesia como aliada a la monarquía, la ceguera del colonialismo, y la visión del mundo de los que mandan y los que obedecen. Debido a la construcción del convento, la historia se acerca a la gente común que realiza el trabajo duro reflejándose sus maneras de pensar y sentir..

Resulta evidente que el narrador, por lo tanto el punto de vista, es contemporáneo. Por lo tanto la reflexión del pasado se plantea con criterios actuales. Sin embargo, Memorial del Convento trasciende lo temporal, los males que señala nos resultan familiares, han cambiado las formas exteriores, pero las injusticias permanecen a través de los años. La reflexión histórica puede ser aplicada a cualquier época, y Saramago se encarga de recordárnoslo. El lector reconoce los abusos, los prejuicios, las limitaciones y las falsedades de las ideologías, a pesar de que el envoltorio pertenezca a otro siglo.

EL AMOR:

El vínculo afectivo que une a Blimunda y Baltasar es puro y auténtico. Forman una pareja ejemplar, en el sentido más amplio de la palabra. Juntos multiplican su energía, se convierten en seres creativos, generosos, pacíficos.

No tienen hijos y el tema no los preocupa. La productividad se centra en la pareja, no existe la tentación de proyectarse en otros seres que dependerían de ellos. Esto, en la práctica, les permite gran libertad de movimiento y acción, incluso libertad económica, ya que no deben cuidar a una prole.

La escena en donde se unen y asumen el compromiso parece un ritual religioso, sin embargo es una ceremonia pagana. El reemplazo del pan eucarístico por la sopa, los anillos por los utensilios domésticos, la iglesia por la humilde posada, representan esa marca de autenticidad e independencia de la cultura imperante:

“…esperó a que Baltazar terminase para servirse de la cuchara de él, era como si, callada estuviese respondiendo a otra pregunta , Aceptas para tu boca la cuchara de la que se ha servido la boca de este hombre, haciendo suyo lo que era tuyo, volviendo ahora a ser tuyo lo que fue de él, y eso tantas veces hasta que se pierda el sentido de lo tuyo y lo mío, y como Blimunda ya había dicho que sí antes de ser preguntada, Entonces los declaro casados. El Padre Bartolomé Lourenço esperó que Blimunda acabara de comer las sopas que quedaron, le echó la bendición, cubriendo con ella persona, comida y cuchara, el regazo, la lumbre, la candela, la estera del suelo, el muñón de Baltasar.” (pág. 68-9).

El amor los engrandece a los ojos del otro y los mantiene jóvenes:

“Sietesoles de apodo, si lo merece tanto cansancio, pero es un constante sol para esta mujer, no porque siempre brille, sino por existir, escondido de nubes, tapado de eclipses, pero vivo, santo Dios, y le abre los brazos, quién, los abre él a ella, los abre ella a él, ambos, son el escándalo de Mafra, que se agarren así en la plaza pública, y con edad de sobra, quizá es porque nunca han tenido hijos, o tal vez se ven más jóvenes de lo que son, pobres ciegos, o puede que sean estos dos los únicos seres humanos que como son se ven, es ése el modo más difícil de ver, ahora que están juntos hasta nuestros ojos son capaces de ver que se han vuelto hermosos”. (pág. 437-8).

Están tan unidos, que Baltasar cae en desgracia un día que va a inspeccionar la passarola sin su mujer. Uno tiene la sensación que de haber estado Blimunda ahí, Baltasar no hubiera tenido el accidente. Y cuando ella se queda sola, enloquece por la ausencia de su hombre. Blimunda se desborda sin Baltasar y se dedica exclusivamente a buscarlo: las cosas dejan de tener sentido si él ya no está para compartirlas.

LOS SUEÑOS:

En esta novela, la búsqueda de nuevos horizontes es el motor que genere la acción. Los ideales mueven el mundo hacia delante, descubrir cosas nuevas que ayuden al hombre a ser mejor persona, a disfrutar más de su entorno, a ser más independiente y más feliz.

Blimunda y Baltasar, con el Padre Bartolomeu a la cabeza de la empresa, intentan superar el presente para conectar con el futuro. Ellos quieren vencer las limitaciones que les impone la cultura de su época, no aceptan las trabas religiosas, y se rebelan contra el Santo Oficio. Innovar es peligroso, el progreso resulta difícil cuando hay que romper moldes rígidos, todos saben que el infractor es castigado, perseguido, ejecutado. A pesar de ello, los tres protagonistas de Memorial del Convento arriesgan sus vidas. La fuerza de la curiosidad intelectual, el deseo de superación, la búsqueda del placer que ennoblece, serán sus armas.

Los tres personajes se unen por un proyecto común. El artífice intelectual es el Padre Bartolomeu, hombre culto y educado que posee gran inventiva y recursos para desarrollarla. El será el líder del grupo, el gran visionario. Elige a sus compañeros confiado en su intuición. Blimunda y Baltasar son pobres, carecen de educación, sin embargo el Padre detecta en ellos un corazón puro. Por eso los escoge, ellos tienen aquello que es importante para creer en el proyecto: no tienen nada que perder, y aspiran a la belleza en términos absolutos.

Los tres serán tildados de locos por sus contemporáneos, pero ellos no pierden la fe en la passarola, pájaro volador que los eleva de la tierra. Se adelantaron a su época, creyeron en el futuro, aspiraron a realizar un sueño.

Forman un trío que emula a la Santísima Trinidad: Bartolomeu será el padre, Baltasar será el hijo, y Blimunda el Espíritu Santo. Esta imagen se mantiene hasta el final, ya que Baltasar morirá crucificado como Jesucristo, y Blimunda estará al pie de la cruz, como estuvo la Virgen.

La relación entre ellos es armónica: se dividen el trabajo sin problemas, se ayudan combinando sus talentos, se acompañan, y sobre todo: se respetan. Blimunda y Baltasar esperan humildemente las órdenes del cura, aceptan que tiene conocimientos que ellos no poseen. Nunca reclaman, ni siquiera cuando lo que él pide es riesgoso, como por ejemplo la caza de voluntades durante la epidemia. La fe en el proyecto los mantiene unidos. El Padre Bartolomeu sabe que en el equipo son tres, pero también sabe que antes de ser tres, Blimunda y Baltasar son dos en uno.

Los tres protagonistas tienen una vida interior rica, son personajes autónomos, libres, cualidades que los alejan de sus contemporáneos.

Blimunda es una mujer con capacidades sobrenaturales. Hija de una mujer que fue acusada de bruja por el Santo Oficio, hereda los dotes de su madre, ella puede ver lo que el cuerpo oculta. Esta mujer sencilla tiene una sensibilidad especial para predecir el futuro, ubicar cosas, prever acontecimientos. Y todo ello lo asume como algo natural.

Al mismo tiempo, y aunque parezca contradictorio, Blimunda es una mujer anclada en la tierra. Ella representa lo femenino: da de comer, ejecuta los quehaceres cotidianos (cose las velas, por ejemplo), se ocupa de la ropa de Baltasar, le acomoda la prótesis, lo escucha y acuna cuando es necesario.

En el aspecto físico de la relación, Blimunda es una mujer de avanzada. Disfruta, toma iniciativa, juega. Ella se entrega al amor por el placer que amar produce, la relación no se apoya en la procreación, como sucedía en el siglo XVII.

Opuesta a ella, estará la reina María Ana. En su caso, la falta de hijos es grave, la corona necesita descendientes, y la pobre mujer está obligada a hacer lo imposible para procrear. Blimunda, pobre y sin rango, es más libre que la reina.

Pocas veces la protagonista de una historia de amor maravillosa se presenta como Blimunda: poco aseada, vestida con remiendos, una mujer del pueblo alejada de cualquier comodidad. Sin embargo, por la luz que refleja su amor, Blimunda aparece como una mujer bella, con una belleza animal que la convierte en un ser atractivo.

Baltazar es manco. Fue soldado y combatió en las guerras de Portugal, hasta que perdió la mano. Mutilado, de regreso a la casa de sus padres, conoce al Padre Bartolomeu y a Blimunda, y encuentra con ellos la paz que no lograron sus guerras. Se entrega por completo al proyecto de Bartolomeu y sueña con él, anhela volar, elevarse por encima de la tierra, ver cosas nuevas.

Cuando el Padre desaparece, no tiene problemas en encontrar empleo. La mansedumbre es su característica, saborea la vida en las cosas pequeñas, el amor de su mujer es su mejor recompensa.

Tampoco responde a los moldes de su época: Baltasar es casero, considerado, fino en los detalles y las formas. No conoce la violencia, ni el machismo. El también se opone a la figura del Rey quien no tiene consideraciones con nadie. La arrogancia del poder contrasta con la modestia de Baltasar.

El Padre Bartolomeu es un iluminado, un cura que tiene una curiosidad infinita por los avances científicos y un gran interés por el conocimiento, la experimentación y el progreso. Será el alma del equipo, el líder absoluto. Nadie cuestiona su mando, los otros lo siguen sin dudar jamás de su superioridad.

Hombre destacado, se codea con el rey, quien aplaude al principio la passarola, prestándole apoyo económico, y moral.

Sus diálogos con Scarlatti, el músico, demuestran su amplitud de criterio y su generosidad en el intercambio, al mismo tiempo que su admiración por la cultura. Es obvio que a un cura como él lo termine persiguiendo el Santo Oficio. Resulta peligroso un religioso que no conoce límites para avanzar en el camino que se ha trazado.

Sin embargo no parece un obsesionado ciego, si no un convencido. Tiene fe en aquello que construye porque se basa en sus conocimientos. Su mayor excentricidad es la búsqueda de las voluntades.

El, como Blimunda, va por delante de su época. En realidad es un visionario como Leonardo Da Vinci, o Julio Verne.

TÉCNICA

¿Cómo logra Saramago la armonía en un mundo tan complejo?

1.- El narrador:

Quien narra la historia es un narrador omnisciente, por lo tanto está fuera del mundo narrado. El conduce los hilos y controla la información, es el dueño de la historia, y pertenece a nuestro tiempo, no al tiempo histórico del relato. Para enfatizar su contemporaneidad, hace referencias a situaciones que no se conocían en la época de la monarquía, como el crucigrama, las aeronaves, el sistema métrico, la bandera, los hombres en la luna, el cine, el parto sin dolor, los legos, etc.

El estar fuera le permite una distancia en la perspectiva, distancia que estará relacionada con el espíritu crítico de los sistemas de poder operantes en el XVII y XVIII.

La mirada del narrador es irónica, muchas veces acentúa el ridículo del sistema monárquico y las costumbres de la época. En lo formal, lo consigue con un tono de parodia, casi teatral.

2.- La sintaxis:

Hay una búsqueda de una sintaxis que pertenece a otro siglo. Y al mismo tiempo, el autor se permite libertades propias de un escritor contemporáneo, como por ejemplo: la ausencia de los signos de puntuación en los diálogos, el uso de mayúsculas como recurso para anunciar el comienzo de una frase, a pesar de no haber usado el punto para terminar la anterior.

3.- Los refranes:

Otra característica es el uso de refranes, y la mayoría de veces los modifica a propósito, convirtiéndolo en un guiño al lector, quien debe darse cuenta del cambio:

“…quien parte y reparte, aunque no sea Baltasar el del reparto, de algo le ha de servir el arte”. (pág. 87).

(El refrán popular es “quien parte y reparte se queda con la mejor parte”).

4.- El tono:

El humor es una constante, elemento que contribuye al efecto de parodia: la risa funciona como una catarsis. La injusticia queda señalada, pero la amargura que podría producir se convierte en una sonrisa. Eso se debe a que el autor sabe que los abusos del poder absoluto cambian de forma, pero se repiten en el tiempo, incluso en el presente. Lo que denuncia, no se limita al reinado de Juan V, es inherente a la sociedad humana, en donde el que tiene más fuerza abusa de los más débiles.

5.- Los contrastes:

El uso de los contrastes también se convierte en un recurso estilístico: las oposiciones son constantes, y obedecen a intenciones distintas:

-En algunos casos describen un todo:

“Pero esta ciudad, más que cualquiera otra, es una boca que mastica de sobras por un lado y con estrecheses por el otro, sin que haya, pues, término medio entre la papada pletórica y el cuello fruncido, entre la narizota rubicunda y la otra hética, entre la nalga danzarina y la escurrida, entre la panza repleta y la barriga pegada a la espalda”. (pág. 31).

“… así es el mundo, reúne en el mismo lugar el gran placer y el gran dolor, el buen humor de los olores sanos y la podredumbre fétida de la herida gangrenada, para inventar cielo e infierno sólo sería necesario conocer el cuerpo humano…” (pág. 328).

-En otras ocasiones, las oposiciones se utilizan como un juego de palabras que sirve para enfatizar el sentido del absurdo:

“… por valer las tierras mucho, o por mucho valer el propietario, se hizo una valoración por lo alto…”(pág. 158).

-También contribuyen a crear un ritmo desenfadado, casi oral:

“… del soñador a lo soñado, de lo soñado al soñador…” (pág. 162).

-Otras veces, la oposición no añade nada en el campo semántico, sin embargo contribuye a crear el tono, le quita solemnidad:

“Son dichos de manco y visionaria, él porque le falta, ella porque le sobra…”. (pág. 194).

-Es algunos casos la utilización de las oposiciones sirve para crear un concepto. En éstos es importante el resultado que logra el autor con el manejo de las formas porque el contenido de la idea está moldeado en ellas:

“… bien sabéis que, queriendo el Santo Oficio, son malas todas las razones buenas, y buenas todas las razones malas”. (pág. 253)

“Dios está en mí, o en mí no está Dios, cómo podré encontrarme en esta selva de sí y no, del no que es sí, del sí que es no, afinidades contrarias, contrariedades afines…”(pág. 229).

5.- Las enumeraciones:

Otro recurso característico en esta novela es la enumeración. Cuando se utilizan, añaden una nota de ironía, la acumulación produce risa al sumar entre los elementos enumerados, situaciones absurdas o ridículas:

“…por el marido lujurioso, por los parientes tan lejanos… por la peste que amenaza, por la guerra que acabó, por otra que empieza, por las infantas cuñadas, por los cuñados infantes, por Don Francisco también, y a Jesús María José, por las angustias de la carne, por el placer entrevisto, adivinado entre piernas, por la difícil salvación, por el infierno que ansía tenerla, por el horror de ser reina, por el dolor de ser mujer, por las dos penas juntas, por esta vida que se va, por esta muerte que viene.” (pág. 148).

“De Macao las sedas, las estofas, las porcelanas, las lacas, el té, la pimienta, el cobre, el ámbar gris, el oro, de Goa los diamantes en bruto, los carbunclos, las perlas, la canela, más pimienta, los paños de algodón, el salitre, de Diu las alfombras, los muebles de taracea, las colchas bordadas, de Melinde el marfil, de Mozambique negros, oro, de Angola más negros, pero éstos no tan buenos, mérfil, ese sí el mejor de la parte Occidental de Africa…” (pág. 299-300).

6.-La narración dentro de la narración.

Por ejemplo, cuando los hombres que construyen el convento conversan y cada uno cuenta su propia historia, o cuando Manuel Milhio les dedica un cuento al final del día de trabajo como si fuera una serial, o los sermones de los curas y el discurso del Rey, etc.

7.- Pero quizá la característica más importante de Saramago, es su capacidad para condensar significados en unos cuantas palabras. El texto contiene párrafos que connotan muchas cosas al mismo tiempo, como si el mundo entero estuviera representado en esas líneas.

Veamos un ejemplo:

“… y si están las calles sucias como siempre están, por más avisos y decretos para que las manden limpiar, van ante la reina dos ganapanes con unas tablas largas a cuestas, sale ella del coche y ellos colocan las tablas en el suelo, parece un juego, ella siempre en lo limpio, ellos siempre en la inmundicia, parece la reina nuestra señora Nuestro Señor Jesucristo cuando caminó sobre las aguas…” (pág. 147).

Se refiere al caos (las calles sucias) a pesar de un gobierno autoritario. O sea, señala limitaciones económicas, el Rey, aunque quiera, no puede conseguir que la ciudad esté limpia, y eso que lo intenta (avisos y decretos). Quienes limpian son “ganapanes”, tan miserables que harían cualquier cosa por comer, además saben que no importa lo que hagan ni cuánto esfuerzo le pongan sólo recibirán eso: un pedazo de pan..

La situación es absurda, (parece un juego) el despliegue de energías sólo sirve para mantener las distancias sociales, no produce nada bueno más allá de la satisfacción de un capricho real. La rigidez de la sociedad (ellos siempre en la inmundicia, ella siempre en lo limpio). Y la religión, la monarquía emula a Dios, sólo quienes están por encima de lo humano pueden evadir los incovenientes del mundo que nos rodea: Jesucristo sobre las aguas y la reina sobre la mugre.

La imagen tiene un fuerte contenido visual uno “ve” el movimiento de las tablas, el movimiento del pie, hasta imagina el vestido recogido y “oye” la seda que se frunce..

8.- Los nombres:

Los nombres de los tres protagonistas: Bartolomeu, Baltasar y Blimunda, comienzan por la letra B. Algo simbólico los une: ¿el Bien, la Belleza, la Bondad?

Los apodos: el apodo de Baltasar es Sietesoles, el Padre Bartolomeu le da el suyo a Blimunda: Sietelunas. Son apodos complementarios, representan el vínculo interior que los une, la camaradería y la completa fusión de la pareja.

9.- La ideología:

Paralela a la historia, hay una ideología que le pertenece al narrador. Quien narra tiene una opinión sobre las cosas que narra, y a veces traslada su punto de vista al padre Bartolomeu:

“…Yo digo que Dios no tiene mano izquierda porque es a su diestra, a su mano derecha, donde se sientan los elegidos, no se habla nunca de la mano izquierda de Dios, ni las Sagradas Escrituras, ni los Doctores de la Iglesia, a la izquierda de Dios no se sienta nadie, es el vacío, la nada, la ausencia, luego Dios es manco. Respiró hondo el cura, y concluyó, De la mano izquierda”. (pág. 85).

Otras se las reserva para sí mismo:

“… no hay ninguna diferencia entre cien hombres y cien hormigas, se lleva esto de aquí para allá porque las fuerzas no dan para más, y luego viene otro hombre que llevará la carga hasta la próxima hormiga, hasta que, como de costumbre, todo acaba en un agujero, en el caso de las hormigas es el lugar de vida, en el caso de los hombres el lugar de muerte, como se ve no hay diferencia alguna”. (pág. 157).

Y quizá lo más valioso en Memorial del convento es la apuesta por la vida, Saramago reivindica el placer como el mejor regalo que puede obtener el ser humano. Las cosas cotidianas y las relaciones humanas son bellas y nos dan momentos de plenitud.

Algunos ejemplos:

-Un canto al hogar:
“Por muy vagabundo que por naturaleza sea el hombre, la casa, si la mujer que en ella está es querida y los hijos amados, tiene el gusto que tiene el pan, no es para todas las horas, pero se echa en falta si no se tiene todos los días.” (pág. 142).

-Un canto al amor:
“… mejor si puede un hombre posar la cabeza en el regazo de la mujer, seguro que fue ése el último gesto cuando las aguas del diluvio estaban ya anegando El mundo”. (pág. 68)

-Un canto al sexo:
“… una noche en compañía de la mujer nadie se la iba a quitar”. (pág. 341).

-Un canto a la vida:
“Hay también otros rústicos y simples placeres, como lavarse Blimunda y Baltasar los pies en el agua, ella levantando la saya hasta la curva de la pierna, va a ser mejor que la baje, porque por cada ninfa que se baña, hay siempre un fauno al acecho, y éste está cerca y arremete. Blimunda huye del agua riendo, él la agarra por la cintura, caen ambos, cuál debajo, cuál encima, ni parecen personas de este siglo”. (pág. 363).

Los textos son de la edición de bolsillo del año 2001 de Punto de Lectura, Editorial Santillana. Traducción de Basilio Losada.