Leer debe ser, sobre todo, una actividad placentera.
Disfrutar con un buen libro significa muchas cosas: descubrir otros mundos, convivir con personajes desconocidos y escuchar sus historias, sorprenderse con el manejo del lenguaje y las técnicas narrativas, cuestionar los contenidos, detectar los puntos de vista, sentir la belleza, emocionarse. Sin embargo, todos sabemos que leer es una actividad solitaria.
Un taller de lecturas ayuda a analizar, compartiendo con otras personas.
En grupo, los asistentes profundizan sobre los temas sugeridos, intercambian impresiones y de esa manera, dialogando, reciben opiniones que enriquecerán las suyas. Un buen lector es curioso, no deja de buscar, reflexiona, evalúa, atesora. Aprender a leer ayuda a desarrollar una actitud crítica.
Cuántas veces nos planteamos preguntas que no podemos responder, o queremos investigar aspectos que se han quedado en la sombra, o sentimos que los personajes complejos merecen una mayor atención. Profundizando en el texto descubriremos detalles que se pierden en una lectura rápida.